¡Pobre Carolina mía! ¡Nunca la podré olvidar! Ved lo que el mundo decía viendo el féretro pasar: Un clérigo. Empiece el canto. El doctor. ¡Cesó el sufrir! El padre. ¡Me ahoga el llanto! La madre. ¡Quiero morir! Un muchacho. ¡Qué adornada! Un joven. ¡Era muy bella! Una moza. ¡Desgraciada! Una vieja. ¡Feliz ella! —¡Duerme en paz!—dicen los buenos. —¡Adiós!—dicen los demás. Un filósofo. ¡Uno menos! Un poeta. ¡Un ángel más!
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