Los rusos nos han dejado tantas obras increíbles para disfrutar. ¿Quién no se ha quedado noches sin dormir por terminar la extensa «Guerra y Paz» de Tolstói o se le ha quemado la cena porque quería saber si Raskolnikov era capaz o no de matar a esa vieja, que también como lector aprendes a despreciar y a desearle lo peor?
En la historia de la literatura, Rusia ocupa un lugar de prestigio, quizás mayor que el de Francia o Inglaterra, es que hay algo que tienen ellos inimitable y que ha cambiado el curso de las letras brutalmente. En mi caso aquello que me apasiona de la literatura clásica rusa es la forma en la que viven los recuerdos.
Cierta vez en una entrevista de Rosa Montero dijo algo así como que no podía creer cómo los Fiódor o Leon eran capaces de recordar milimétricamente esos acontecimientos de su infancia que los habían marcado. ¡Ahí reside su sello! Nadie puede acercarse al terreno de la infancia, de los olores, de las primeras tragedias de una forma similar, ¡son incuestionables maestros de la memoria!
Cuentos de Dostoyevski en Siruela
La Editorial Siruela publica ahora los cuentos de Fiódor M. Dostoyevski con la traducción de Bela Martinova y prólogo de Juan Villoro. Este libro irá incluido en una colección llamada «Tiempo de clásicos». En el prólogo de Villoro, quien no hace otra cosa que ofrecer un homenaje de aquellos al autor de «Crimen y castigo», puede leerse:
En esta obra se reúnen algunos cuentos de Fiódor escritos entre el período que va del 1845 a 1877, en ellos puede verse la transformación que fue viviendo el alma del autor y su estilo, lo que sería la preparación a escribir una de las obras por las que ha sido más valorado «Los hermanos Karamazov». A través de ellos podemos acercarnos a la naturaleza de este escritor interesado por las clases humildes y los seres más miserables y tristes de la sociedad, fervientemente convencido de que es necesario rehabilitar a aquellos individuos que se hallen destruidos por el injusto yugo de las circunstancias, del estancamiento secular y de los prejuicios sociales.
Entre los cuentos de Fiódor se encuentra «Novela en 9 cartas», la cual puede comenzar a leerse en el siguiente enlace.
Acerca de la vida de Dostoyevski
Fiódor Mijáilovich Dostoyevski nació en la ciudad de Moscú en 1821. Era hijo de un médico con un carácter duro y poco cercano por lo que de pequeño la protección la encontró en su madre. Ella murió cuando Fiódor era pequeño y a partir de entonces su progenitor se entregó al alcohol y el juego.
En la vida de Fiódor la tragedia provocó no sólo períodos de depresión, sino incluso ataques epilépticos que dañaban su estabilidad emocional profundamente.
El primer acontecimiento dramático para el joven Fiódor fue la muerte de su madre, cuando él contaba con 16 años. Este hecho lo marcó definitivamente y dicha afección pudo verse reflejada en sus obras, donde permite que se entienda la necesidad que tenía de recuperar a su madre, además las relaciones con sus esposas siempre dejaron mucho que desear, es que posiblemente Fiódor sólo quería alguien que le cuidara, que lo cobijara, y no relaciones maduras; porque nunca dejó de ser ese chicuelo al que su padre envió a un internado separándole de su madre, el único ser en el mundo que Fiódor sentía que podía comprenderlo, aún más que su hermano del alma Mijaíl.
Más tarde, fue su padre quien murió, supuestamente apaleado por unos campesinos. También esto afectó mucho a Fiódor ya que poco tiempo antes de enterarse había deseado la muerte de su progenitor por sentirse desamparado y olvidado de su parte.
Pero sus tragedias no sólo estuvieron vinculadas con su historia familiar. En el año 1849, Fiódor fue condenado a muerte por colaborar con grupos subversivos y liberales, pero pocas horas antes de que se realizara la ejecución le informaron que había recibido el indulto a cambio de que fuera a realizar trabajos forzados a Siberia. Allí estuvo durante cuatro años y de aquella experiencia surgió una de las obras más emblemarias del autor: «Recuerdos de la casa de los muertos».
Hace unos días escribí sobre la censura, pues Dostoyevski tampoco estuvo exento de ella. Debido a sus ideas revolucionarias y por formar parte del grupo intelectual que intentaba llevar a cabo la revolución rusa que desembocó en la creación del primer país socialista de la historia, la URSS.
Algunas de las obras de Fiódor recibieron una doble censura, por parte del gobierno y del Santo Sínodo, esta segunda es la censura religiosa. Cabe señalar que la revista fundada por Fiódor llamada «Tiempo», fue cerrada a raíz de un artículo que se censuró rigurosamente, objetando que hacía apología de la cultura polaca en detrimento de la cultura rusa.
Rusia nos ha regalado preciosos escritores, los de la literatura clásica, autores que aún son vigentes, que han aportado ideas revolucionarias como la ruptura de las cuestiones moralistas como es el caso de Fiódor Dostoyevski o la defensa del resto de las especias a través del veganismo, como fue el caso de León Tolstói, uno de los primeros vegetarianos que han existido en la historia.
No sé si en Rusia hay algo que lleva a que los autores sean apasionados, frontales e increíblemente únicos, pero estoy convencida que en algo debe influir haber nacido en ese inmenso territorio. No los entretengo más, no dejen de leer los cuentos y todo lo que puedan sobre este impresionante autor clásico, y si quieren literatura rusa moderna pueden acercarse a Elena Artamonova, una excelente escritora conocida en Rusia y que comienza a hacerse camino en España con sus preciosas historias.
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