Cuando bajo al jardín a esperar a mi amada
ríe la luminosa hora de primavera,
aún hay jirones vagos de la suave alborada
en la glorieta clara en que amor ya espera.
La savia nueva corre bajo el sol de diamante
y es una confusión de rayos y verdores,
se oye todo brotar y un oro deslumbrante
nimba ya los polícromos esmaltes de las flores.
¡Ah!, !lo bello¡, ¡lo eterno! El amor está hoy
aquí y con su risa todo me lo engalana;
lo oscuro está radiante, noble; cuando me voy
el horizonte va, riente, hacia el mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario