Una fantasía blanca
y carmesí. El pinar blando
prende el verdor goteante
de un oro granate y májico.
La aurora viene de frente,
las alondras sonrojando;
del ancho de todo el monte,
entra el mar un viento claro.
Se cuelga el espacio, limpio,
de nardos que tejen rayos
de sol con hilos de brisa,
entrecielo puro y salado.
El mundo, que hubiera sido,
anoche, un gran carbón, mago,
se trueca en un gran diamante.
luna y sol en sólo un astro.
Ya están las rosas primeras
dispuestas a embriagarnos.
¡Pronto; que la luz se mancha
con otra luz!
... Pasan bandadas de pájaros.
Juan Ramón Jiménez
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