Cuestiones gramaticales
Ahora que se está muriendo, ¿puedo decir: «Aquí es donde vive»?
Si alguien me pregunta: «¿Dónde vive?», ¿puedo contestar: «Bueno, no es
exactamente que esté viviendo, se está muriendo»?
Si alguien me pregunta: «¿Dónde vive?», ¿digo «Vive en Vernon Hall», o debería decir:
«Se está muriendo en Vernon Hall»?
Cuando esté muerto, podré decir, en pasado, «Vivió en Vernon Hall». También podré
decir: «Murió en Vernon Hall.»
Cuando esté muerto, todo lo que le afecte estará en pasado. Aunque la frase «Está
muerto» estará en presente, así como preguntas del tipo: «¿Dónde lo han llevado?» o
«¿Dónde está ahora?»
Pero entonces no sabré si palabras como él y otros pronombres personales de la
tercera persona son correctos en presente. Si él, una vez que esté muerto, seguirá
siendo «él», y por cuánto tiempo.
Quizá la gente diga «el cadáver» y le llame «eso». Yo seré incapaz de decir «el
cadáver» para referirme a él, porque para mí sigue siendo algo a lo que no podemos
llamar «el cadáver».
Quizá la gente diga «su cadáver», pero tampoco me parece bien. No es «su» cadáver
porque ya no es suyo, una vez que ya no tiene fuerza ni capacidad para poseer nada.
No sé si existe un «él», aunque la gente diga: «Está muerto.» Parece correcto, sin
embargo, decirlo. Quizá sea la última vez que él aún sea «él» en presente. O quizá no
sea la última vez, puesto que diré: «Yace en su ataúd.» No diré, ni lo dirá nadie: «Ahí
yace eso en su ataúd.»
Seguiré diciendo «mi padre» para referirme a él, después de su muerte, pero ¿lo diré
sólo en pasado? ¿Lo diré también en presente?
Lo pondrán en una caja, no en un ataúd. Cuando esté en la caja, ¿diré «Lo que está en
la caja es mi padre» o «Lo que está en la caja era mi padre»? ¿O diré «Eso que hay en
la caja era mi padre»?
Una segunda oportunidad
Si tan solo tuviera la oportunidad de aprender de mis errores, lo haría, pero hay
demasiadas cosas que no haces dos veces; de hecho, la mayor parte de las cosas
importantes son cosas que no haces dos veces, así que no las puedes hacer mejor la
segunda vez. Haces algo mal y luego ves lo que hubiera sido mejor hacer y estás
preparada para hacerlo, de presentarse la oportunidad, pero la próxima experiencia es
muy diferente y tu juicio de nuevo será erróneo y aunque luego estés preparada para
esta experiencia si habría de repetirse, no estás preparada para la experiencia
siguiente. Si, por ejemplo, pudieras casarte a los dieciocho años dos veces, la segunda
vez podrías asegurarte de que no fueras tan joven para hacerlo, porque tendrías la
perspectiva de ser mayor y sabrías que la persona que te aconseja casarte con este
hombre te está dando un mal consejo pues sus razones son las mismas que te dio la
última vez que te aconsejo casarte a los dieciocho. Si pudieras traer un hijo de un
primer matrimonio a un segundo matrimonio por segunda vez, sabrías que la
generosidad puede convertirse en resentimiento si no haces las cosas bien y el
resentimiento en amabilidad si las haces, a menos que el hombre con el que te cases
cuando te cases por segunda vez una segunda vez tuviera un temperamento muy
diferente al del hombre con quien te casaste por segunda vez la primera vez, en ese
caso tendrías que casarte con ese hombre dos veces para saber cuál sería el mejor
camino que tomar al casarse con un hombre de su temperamento. Si pudieras ver a tu
madre morirse por segunda vez podrías estar preparada para pelear por conseguir una
habitación privada donde no hubiera nadie viendo la televisión mientras ella muere,
pero si estuvieras preparada para pelear por eso, y lo hicieras, tendrías que perder a tu
madre de nuevo para saber lo suficiente como para decirles que coloquen bien su
dentadura y no mal como lo hicieron antes en su habitación y la vieron por última vez
sonriendo tan extrañamente, y luego una vez más para asegurarte que sus cenizas no
fueran guardadas de nuevo en esa especie de contenedor de correos aéreos donde la
mandaron al norte a un cementerio.
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