El Claxonde Francisco Rodríguez TejedorEn la carretera te comunicas, avisas, te defiendes, acusas con el claxon. Pero tienes que aprender a oír, también a utilizar, otros cláxones que no están sobre el asfalto. Suenan en la oscuridad de la noche, en el calor agobiante de los días de verano, en la traición de los asesinatos y también en la esperanza de ser feliz. Hay gente que los oye y otra que, lamentablemente, no. Pero lo que os aseguro es que todos, absolutamente todos, lo tocaremos alguna vez. El claxon, una llamada sin palabras. |
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