Como si hubiera de morir mañana
y una gran claridad ante mis ojosdejase la verdad, las cosas claras,lo severo y desnudo y lo más hondo;como si hubiera de elegir virtudes,escoger paso y gesto y el caminoque me lleve sin prisa hasta la cumbredonde la vida cobra su sentido;como si ya estuviesen derrumbadosel cerco y las murallas opresoras,confieso libremente lo que amo,digo verdad, y fiel es mi memoriaa todo lo pasado por mi cauce.Para nada me sirve la mentira;entierro las palabras que no nacencantando como sangre de una herida.Elijo la batalla. No me callolo que siento verdad. Ésta es mi gente.Estos hombres heridos, mis hermanos:almas acuchilladas que se crecencuanto más asesinan su esperanza.Estoy con estas manos y estos pechosque los puros desprecian y señalancon la inclemente seña de su dedo.Estoy con los sedientos de belleza,con los que no heredaron la hermosura,con los que lentamente deletreany van hacia la luz bajo la lluviaque cae sobre su amargo desamparo.Empujo en estos muros carcomidosdel edificio cruel que nos han dadosin ventanas, con lágrimas y frío.No lloro lo que ya desaparece.Miro el ascenso de los tallos nuevos.Canto la tierra madre donde crecenlas tremendas cosechas de hombres reciosque ya sus propios sueños edifican.Y pongo entre sus manos mi palabra,por ellos la organizo, por su vida,aunque yo hubiera de morir mañana.