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lunes, 12 de junio de 2023

Los versos del Capitán: Si tú me olvidas

 


[Poema - Texto completo.]

Pablo Neruda

SI TÚ ME OLVIDAS

Quiero que sepas
una cosa.

Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto
me olvidas
no me busques
que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.

Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.

lunes, 5 de junio de 2023

Te acordarás un día

 


[Poema - Texto completo.]

José Ángel Buesa

Te acordarás un día de aquel amante extraño
que te besó en la frente para no hacerte daño.

Aquel que iba en la sombra con la mano vacía
porque te quiso tanto que no te lo decía.

Aquel amante loco que era como un amigo
y que se fue con otra para soñar contigo.

Te acordarás un día de aquel extraño amante
profesor de horas lentas, con alma de estudiante.

Aquel hombre lejano que volvió del olvido
solo para quererte como nadie ha querido.

Aquel que fue ceniza de todas las hogueras
y te cubrió de rosas sin que tú lo supieras.

Te acordarás un día del hombre indiferente
que en las tardes de lluvia te besaba en la frente.

Viajero silencioso de las noches de estío
que sembraba en la arena su corazón tardío.

Te acordarás un día de aquel hombre lejano
del que más te ha querido porque te quiso en vano.

Quizás así de pronto te acordarás un día
de aquel hombre que a veces callaba y sonreía.

Tu rosal preferido se secará en el huerto
como para decirte que aquel hombre se ha muerto.

Él andará en la sombra con su sonrisa triste
y únicamente entonces sabrás que lo quisiste.

miércoles, 17 de mayo de 2023

Te digo adiós

 


[Poema - Texto completo.]

Rafael Alberti

Te digo adiós, amor, y no estoy triste.
Gracias, mi amor, por lo que ya me has dado,
un solo beso lento y prolongado
que se truncó en dolor cuando partiste.

No supiste entender, no comprendiste
que era un amor final, desesperado,
ni intentaste arrancarme de tu lado
cuando con duro corazón me heriste.

Lloré tanto aquel día que no quiero
pensar que el mismo sufrimiento espero
cada vez que en tu vida reaparece

ese amor que al negarlo te ilumina.
Tu luz es él cuando mi luz decrece,
tu solo amor cuando mi amor declina.

Segunda vida de mi madre

 


[Poema - Texto completo.]

Jorge Carrera Andrade

Oigo en torno de mí tu conocido paso,
tu andar de nube o lento río
tu presencia imponiendo, tu humilde majestad
visitándome, súbdito de tu eterno dominio.

Sobre un pálido tiempo inolvidable,
sobre verdes familias, de bruces en la tierra,
sobre trajes vacíos y baúles de llanto,
sobre un país de lluvia, calladamente reinas.

Caminas en insectos y en hongos, y tus leyes
por mi mano se cumplen cada día
y tu voz, por mi boca, furtiva se resbala
ablandando mi voz de metal y ceniza.

Brújula de mi larga travesía terrestre.
Origen de mi sangre, fuente de mi destino.
Cuando el polvo sin faz te escondió en su guarida,
me desperté asombrado de encontrarme aún vivo.

Y quise echar abajo las invisibles puertas
y di vueltas en vano, prisionero.
Con cuerda de sollozos me ahorqué sin ventura
y atravesé, llamándote, los pantanos del sueño.

Mas te encuentras viviendo en torno mío.
Te siento mansamente respirando
en esas dulces cosas que me miran
en un orden celeste dispuestas por tu mano.

Ocupas en su anchura el sol de la mañana
y con tu acostumbrada solicitud me arropas
en su manta sin peso, de alta lumbre,
aún fría de gallos y de sombras.

Mides el silbo líquido de insectos y de pájaros
la dulzura entregándome del mundo
y tus tiernas señales van guiándome,
mi soledad llenando con tu lenguaje oculto.

Te encuentras en mis actos, habitas mis silencios.
Por encima de mi hombro tu mandato me dictas
cuando la noche sorbe los colores
y llena el hueco espacio tu presencia infinita.

Oigo dentro de mí tus palabras proféticas
y la vigilia entera me acompañas
sucesos avisándome, claves incomprensibles,
nacimiento de estrellas, edades de las plantas.

Moradora del cielo, vive, vive sin años.
Mi sangre original, mi luz primera.
Que tu vida inmortal alentando en las cosas
en vasto coro simple me rodee y sostenga.

jueves, 4 de mayo de 2023

A mis amigos

 





José Gautier Benítez

¡Oh mis amigos, cuando yo muera
plantad un sauce sobre mi huesa!
A. de Musset



Cuando no reste ya ni un solo grano
de mi existencia en el reloj de arena,
al conducir mi gélido cadáver,
no olvidéis esta súplica postrera:

no lo encerréis en los angostos nichos
que llenan la pared formando hileras,
que en la lóbrega, angosta galería
jamás el sol de mi país penetra.

El campo recorred del cementerio,
y en el suelo cavad mi pobre huesa;
que el sol la alumbre y la acaricie el aura,
y que broten allí flores y hierbas.

Que yo pueda sentir, si allí se siente,
a mi alrededor y sobre mí, muy cerca,
el vivo rayo de mi sol de fuego
y esta adorada borinqueña tierra.

Insomnia

 


[Poema - Texto completo.]

Dante Gabriel Rossetti

Delgadas son las faldas que la noche dejó atrás,
antes de que el día quiebre el cielo con su crepitar.
Delgados son los jirones del sueño,
oscilando en el espíritu cansado del viento;
pero en medio de aquel reposo inquieto
que desgarra la trama del olvido y el recuerdo,
mi alma se estira hacia la tuya,
cada vez más cerca.

Nuestras vidas nunca se unen;
nuestros pensamientos nunca se distancian,
aquello que aferra tu corazón al mío,
parece disolverse en un brillo sombrío.
Esta noche, el Amor ejerce un control total,
y con deseo y con pesar,
mi alma se arrastra hacia la tuya,
cada vez más cerca.

¿Existe un hogar, dónde la pesada Tierra
se derrita en el aire brillante,
y dónde el mal no se respire;
dónde el agua barra el eco de la sed,
y el fuego sea el reflejo de nuestra fe?
Si la voluntad yace atada al objetivo,
tal vez allí pueda su esperanza engendrar.
Mi alma, en esta hora desolada,
se agita hacia la tuya,
cerca, siempre un poco más.


“Insomnia”

domingo, 16 de abril de 2023

Tú no sabes amar

 


[Poema - Texto completo.]

Julio Flórez

Tú no sabes amar; ¿acaso intentas
darme calor con tu mirada triste?
El amor nada vale sin tormentas,
¡sin tempestades… el amor no existe!

Y sin embargo, ¿dices que me amas?
No, no es el amor lo que hacia mí te mueve:
el Amor es un sol hecho de llamas,
y en los soles jamás cuaja la nieve.

¡El amor es volcán, es rayo, es lumbre,
y debe ser devorador, intenso,
debe ser huracán, debe ser cumbre…
debe alzarse hasta Dios como el incienso!

¿Pero tú piensas que el amor es frío?
¿Que ha de asomar en ojos siempre yertos?
¡Con tu anémico amor… anda, bien mío,
anda al osario a enamorar los muertos!

La partida

 


[Poema - Texto completo.]

Lord Byron

¡Todo acabó! La vela temblorosa
se despliega a la brisa del mar,
y yo dejo esta playa cariñosa
en donde queda la mujer hermosa,
¡ay!, la sola mujer que puedo amar.
Si pudiera ser hoy lo que antes era,
y mi frente abatida reclinar
en ese seno que por mí latiera,
quizá no abandonara esta ribera
y a la sola mujer que puedo amar.

Yo no he visto hace tiempo aquellos ojos
que fueron mi contento y mi pesar;
los amo, a pesar de sus enojos,
pero abandono Albión, tierra de abrojos,
y a la sola mujer que puedo amar.
Y rompiendo las olas de los mares,
a tierra extraña, patria iré a buscar;
mas no hallaré consuelo a mis pesares,
y pensaré desde extranjeros lares
en la sola mujer que puedo amar.

Como una viuda tórtola doliente
mi corazón abandonado está,
porque en medio de la turba indiferente
jamás encuentro la mirada ardiente
de la sola mujer que puedo amar.
Jamás el infeliz halla consuelo
ausente del amor y la amistad,
y yo, proscrito en extranjero suelo,
remedio no hallaré para mi duelo
lejos de la mujer que puedo amar.

Mujeres más hermosas he encontrado,
mas no han hecho mi seno palpitar,
que el corazón ya estaba consagrado
a la fe de otro objeto idolatrado,
a la sola mujer que puedo amar.
Adiós, en fin. Oculto en mi retiro,
en el ausente nadie ha de pensar;
ni un solo recuerdo, ni un suspiro
me dará la mujer por quien deliro,
¡ay!, la sola mujer que puedo amar.

Comparando el pasado y el presente,
el corazón se rompe de pesar,
pero yo sufro con serena frente
y mi pecho palpita eternamente
por la sola mujer que puedo amar.
Su nombre es un secreto de mi vida
que el mundo para siempre ignorará,
y la causa fatal de mi partida
la sabrá solo la mujer querida,
¡ay!, la sola mujer que puedo amar.

¡Adiós!.. Quisiera verla… mas me acuerdo
que todo para siempre va a acabar;
la patria y el amor, todo lo pierdo…
pero llevo el dulcísimo recuerdo
de la sola mujer que puedo amar.
¡Todo acabó! La vela temblorosa
se despliega a la brisa del mar,
y yo dejo esta playa cariñosa
en donde queda la mujer hermosa,
¡ay!, la sola mujer que puedo amar.

Nocturno II

 


[Poema - Texto completo.]

José Asunción Silva

¡Poeta!, ¡di paso
los furtivos besos!…

¡La sombra! ¡Los recuerdos! La luna no vertía
allí ni un solo rayo… Temblabas y eras mía
Temblabas y eras mía bajo el follaje espeso,
una errante luciérnaga alumbró nuestro beso,
el contacto furtivo de tus labios de seda…
La selva negra y mística fue la alcoba sombría…
En aquel sitio el musgo tiene olor de reseda…
Filtró luz por las ramas cual si llegara el día,
entre las nieblas pálidas la luna aparecía…

¡Poeta, di paso
los íntimos besos!

¡Ah, de las noches dulces me acuerdo todavía!
En señorial alcoba, do la tapicería
amortiguaba el ruido con sus hilos espesos
desnuda tú en mis brazos fueron míos tus besos;
tu cuerpo de veinte años entre la roja seda,
tus cabellos dorados y tu melancolía
tus frescuras de virgen y tu olor de reseda…
Apenas alumbraba la lámpara sombría
los desteñidos hilos de la tapicería.

¡Poeta, di paso
el último beso!

¡Ah, de la noche trágica me acuerdo todavía!
El ataúd heráldico en el salón yacía,
mi oído fatigado por vigilias y excesos,
sintió como a distancia los monótonos rezos!
Tú, mustia, yerta y pálida entre la negra seda,
la llama de los cirios temblaba y se movía,
perfumaba la atmósfera un olor de reseda,
un crucifijo pálido los brazos extendía
y estaba helada y cárdena tu boca que fue mía!

Todavía

 


[Poema - Texto completo.]

Mario Benedetti

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría

palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo

tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto

nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa

sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía

pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro

y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido

y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más
todavía.

¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado!

 


[Poema - Texto completo.]

Lope de Vega

¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,
y cuántas con vergüenza he respondido
desnudo como Adán, aunque vestido
de las hojas del árbol del pecado!

Seguí mil veces vuestro pie sagrado,
fácil de asir, en una cruz asido,
y atrás volví otras tantas, atrevido,
al mismo precio en que me habéis comprado.

Besos de paz os di para ofenderos,
pero si, fugitivos de su dueño,
hierran, cuando los hallan, los esclavos,

hoy que vuelvo con lágrimas a veros,
clavadme Vos a Vos en vuestro leño,
y tendreisme seguro con tres clavos.

miércoles, 1 de marzo de 2023

Mi juventud

 


[Poema - Texto completo.]

Ada Negri

No te he perdido. Te has quedado
en el fondo de mi ser. Eres tú, pero otra eres:
sin fronda ni flor, sin la risa brillante
que tenías en el tiempo que no vuelve,
sin aquel canto. Otra eres, más bella.
Amas, y no esperas ser amada: ante
cada flor que se abre o fruto que madura,
o párvulo que nace, al Dios de los campos
y de las estirpes das gracias de corazón.
Año tras año, dentro de ti, fuiste cambiando
rostro y sustancia. Cada dolor más firme
te hizo: a cada huella del paso
del tiempo, tu linfa oculta y verde
opusiste, como remedio. Ahora miras la luz
que no engaña; en su espejo contemplas
la vida perdurable. Y permaneces
como una edad sin nombre: humana
entre las humanas miserias, pero viviendo
solo de Dios y solo en Dios feliz.

Oh juventud sin tiempo, oh siempre
renovada esperanza, yo te confío
a los que vendrán, para que en la tierra
vuelva a florecer la primavera, y en el cielo
nazcan las estrellas cuando se oculte el sol.

Yo leía poemas y tú estabas

 


[Poema - Texto completo.]

Carlos Pellicer

Yo leía poemas y tú estabas
tan cerca de mi voz que poesía
era nuestra unidad y el verso apenas
la pulsación remota de la carne.
Yo leía poemas de tu amor
y la belleza de los infinitos
instantes, la imperante sutileza
del tiempo coronado, las imágenes
cogidas de camino con el aire
de tu voz junto a mí,
nos fueron envolviendo en la espiral
de una indecible y alta y flor ternura
en cuyas ondas últimas -primera-,
tembló tu llanto humilde y silencioso
y la pausa fue así.  -¡Con qué dulzura
besé tu rostro y te junté a mi pecho!
Nunca mis labios fueron tan sumisos,
nunca mi corazón fue más eterno,
nunca mi vida fue más justa y clara.
Y estuvimos así, sin una sola
palabra que apedreara aquel silencio.

Escuchando los dos la propia música
cuya embriaguez domina
sin un solo ademán que algo destruya,
en una piedra excelsa de quietud
cuya espaciosa solidez afirma
el luminoso vuelo, las inmóviles
quietudes que en las pausas del amor
una lágrima sola cambia el cielo
de los ojos del valle y una nube
pone sordina al coro del paisaje
y el alma va cayendo en el abismo
del deleite sin fin.

Cuando vuelva a leerte esos poemas,
¿me eclipsarás de nuevo con tu lágrima?

Rima XCI: Podrá nublarse el sol eternamente

 


[Poema - Texto completo.]

Gustavo Adolfo Bécquer

Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.

¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.

lunes, 16 de enero de 2023

Me tienes en tus manos

 


[Poema - Texto completo.]

Jaime Sabines

Me tienes en tus manos
y me lees lo mismo que un libro.
Sabes lo que yo ignoro
y me dices las cosas que no me digo.
Me aprendo en ti más que en mí mismo.
Eres como un milagro de todas horas,
como un dolor sin sitio.
Si no fueras mujer fueras mi amigo.
A veces quiero hablarte de mujeres
que a un lado tuyo persigo.
Eres como el perdón
y yo soy como tu hijo.
¿Qué buenos ojos tienes cuando estás conmigo?
¡Qué distante te haces y qué ausente
cuando a la soledad te sacrifico!
Dulce como tu nombre, como un higo,
me esperas en tu amor hasta que arribo.
Tú eres como mi casa,
eres como mi muerte, amor mío.

lunes, 9 de enero de 2023

Nocturno

 


[Poema - Texto completo.]

Rafael Alberti

Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre
se escucha que transita solamente la rabia,
que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
y en las médulas arde continua la venganza,
las palabras entonces no sirven: son palabras.

Balas. Balas.

Manifiestos, artículos, comentarios, discursos,
humaredas perdidas, neblinas estampadas.
¡Qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,
qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!

Balas. Balas.

Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,
lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
cuando desde el abismo de su idioma quisiera
gritar lo que no puede por imposible, y calla.

Balas. Balas.

Siento esta noche heridas de muerte las palabras.

martes, 3 de enero de 2023

Quizás te diga un día

 


[Poema - Texto completo.]

José Ángel Buesa

Quizás te diga un día que dejé de quererte,
aunque siga queriéndote más allá de la muerte;
y acaso no comprendas, en esa despedida,
que, aunque el amor nos une, nos separa la vida.

Quizás te diga un día que se me fue el amor,
y cerraré los ojos para amarte mejor,
porque el amor nos ciega, pero, vivos o muertos,
nuestros ojos cerrados ven más que estando abiertos.

Quizás te diga un día que dejé de quererte,
aunque siga queriéndote más allá de la muerte;
y acaso no comprendas, en esa despedida,
que nos quedamos juntos para toda la vida.

Las pajas del pesebre

 


[Poema - Texto completo.]

Lope de Vega

Las pajas del pesebre
Niño de Belén
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.

Lloráis entre pajas,
del frío que tenéis,
hermoso Niño mío,
y del calor también.

Dormid, Cordero santo;
mi vida, no lloréis;
que si os escucha el lobo,
vendrá por Vos, mi bien.

Dormid entre pajas
que, aunque frías las veis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.

Las que para abrigaros
tan blandas hoy se ven,
serán mañana espinas
en corona cruel.

Mas no quiero deciros,
aunque vos lo sabéis,
palabras de pesar
en días de placer;

que aunque tan grandes deudas
en pajas las cobréis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.

Dejad en tierno llanto,
divino Emmanuel;
que perlas entre pajas,
se pierden sin por qué.

No piense vuestra Madre
que ya Jerusalén
previente sus dolores
y llora con José;

que aunque pajas no sean
corona para rey,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.

Villancico del llanto redentor

 


[Poema - Texto completo.]

Francisco Luis Bernárdez

En el profundo silencio,
en la inmensa oscuridad,
un niño recién nacido
llora con voz celestial,
para anunciar a los vientos
a las estrellas y al mar
que viene a pagar la deuda
contraída por Adán.

Llora el niño y con su llanto
pagando la deuda irá.

Tan desmesurada es ella,
tan fuera de lo normal,
que solo un ser infinito
la podría solventar;
un ser como el ser que acaba
de nacer en Navidad
para devolver al mundo
la vida y la libertad.

Llora el niño y con su llanto
la deuda pagando va.

Considerando el exceso
de nuestra necesidad,
Dios baja de su poder
a nuestra debilidad,
y con su llanto comienza
la tarea de pagar
por quienes no lo quisimos
reconocer ni escuchar.

Llora el niño y con su llanto
saldando la deuda está.

La sangre que por nosotros
en Pascua derramará
se anticipa en este llanto
que oímos en Navidad:
llanto que brota en el tiempo
para que la humanidad
merezca ser algún día
feliz en la eternidad.

Llora el niño y con su llanto
la deuda cancelará.