Reed, Michelle, y Tova Gaster. “Neo-Censorship in U.S. Libraries: An Investigation Into Digital Content Suppression.” Library Futures, febrero 13, 2025
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El informe analiza cómo una minoría activista utiliza el término "pornografía" como una excusa para restringir el acceso a la información en bibliotecas y escuelas de EE. UU. A través del estudio de leyes, audiencias públicas y entrevistas con bibliotecarios, el informe revela una tendencia creciente hacia la censura digital en bases de datos y recursos electrónicos, afectando el derecho a la información de estudiantes y comunidades.
Uno de los casos más destacados ocurrió en Utah en 2018, cuando más de 650.000 estudiantes quedaron bloqueados del acceso a bases de datos educativas de la noche a la mañana. Aunque el acceso fue restaurado un mes después, el estado implementó restricciones de búsqueda y monitoreo de términos clave. Este caso se convirtió en un precedente de nuevas formas de censura digital que afectan no solo libros específicos, sino colecciones enteras, limitando el acceso a información sobre temas como cáncer de mama o abuso sexual.
Si bien las prohibiciones de libros físicos han sido ampliamente debatidas, la censura digital sigue siendo menos visible pero potencialmente más dañina. Bibliotecas y bases de datos han enfrentado crecientes restricciones debido a presiones políticas y grupos organizados. De acuerdo con el informe de PEN America, en 2023 hubo más de 3,300 intentos de censura en bibliotecas y escuelas, lo que representa un incremento significativo respecto a años anteriores.
Otro informe, publicado por la American Library Association (ALA) en su State of America’s Libraries Report 2024, señala que la mayoría de estos intentos de censura provienen de grupos organizados con objetivos políticos. En particular, la eliminación de bases de datos enteras constituye una nueva estrategia que va más allá de la censura de títulos individuales y busca restringir el acceso masivo a la información.
A pesar de que muchas de estas iniciativas no logran convertirse en ley, su existencia ya genera un impacto significativo, promoviendo el miedo y la autocensura en bibliotecas y editoriales. El informe de Library Futures destaca que estas acciones violan el Primer Enmienda de la Constitución de EE. UU., que protege la libertad de expresión y el derecho a la información. Sin embargo, la estrategia de censura persiste, con tácticas como la eliminación de presupuestos bibliotecarios y campañas mediáticas para desacreditar a bibliotecarios y educadores.
Las bibliotecas han comenzado a responder a esta ofensiva mediante alianzas estratégicas y litigios. Organizaciones como la ALA y la Freedom to Read Foundation han tomado acciones legales contra las prohibiciones de libros y bases de datos, mientras que iniciativas como #UniteAgainstBookBans buscan movilizar a la ciudadanía en defensa de la libertad de lectura.
En conclusión, la censura digital en bibliotecas representa una amenaza creciente a la libertad de acceso a la información. Mientras algunos grupos intentan restringir el conocimiento a través de leyes y presiones políticas, bibliotecarios y defensores de los derechos civiles trabajan para garantizar que las generaciones futuras sigan teniendo acceso a recursos educativos esenciales.
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