Nassor, R. “We’re in a Book Affordability Crisis.” Book Riot, 21 de octubre de 2025. https://bookriot.com/were-in-a-book-affordability-crisis/
El artículo sostiene que en Estados Unidos se ha consolidado una crisis de asequibilidad que afecta directamente al acceso a los libros. Esta crisis se explica, principalmente, por la desaparición progresiva del formato mass market paperback, tradicionalmente la opción más barata del mercado.
Estos libros de bolsillo, pequeños, portátiles y económicos, habían sido durante décadas la puerta de entrada a la lectura para millones de personas, especialmente para quienes tenían menos recursos. Su reemplazo casi total por ediciones trade paperback —más grandes, mejor impresas y bastante más caras— ha elevado el precio base de los libros físicos hasta niveles que muchos lectores ya no pueden asumir.
El texto repasa la larga historia de los formatos populares y baratos, desde los folletines y publicaciones de a penique hasta las novelas pulp del siglo XX. Todos estos modelos editoriales tenían algo en común: democratizaban la lectura. Permitían comprar libros nuevos por muy poco dinero, algo que hoy prácticamente ha desaparecido. La autora subraya que, ajustando por inflación, durante décadas los libros de bolsillo costaban en torno a diez dólares, mientras que ahora las ediciones estándar superan con facilidad los dieciocho. Este incremento crea una barrera económica en un contexto donde los salarios permanecen estancados y el coste de vida se dispara.
El artículo también explora por qué la expansión del libro electrónico no ha supuesto una alternativa real para garantizar la asequibilidad. Aunque los e-books son, en muchos casos, más baratos que los libros en papel, no ofrecen propiedad plena: están sujetos a licencias, restricciones de uso y posibles pérdidas de acceso. Las suscripciones digitales, por su parte, tampoco resuelven el problema, porque funcionan como alquileres que dependen de plataformas y catálogos variables. Además, la lectura digital no sustituye la importancia del libro físico para coleccionistas, bibliotecas personales o lectores que necesitan formatos tangibles.
Como consecuencia, la autora alerta de que la industria editorial está dejando atrás a un amplio sector de lectores. En ausencia de un formato realmente económico, muchas personas dependen cada vez más de bibliotecas públicas, compras de segunda mano o simplemente renuncian a adquirir libros nuevos. Esta tendencia, advierte, tiene implicaciones culturales profundas: reduce la bibliodiversidad accesible, dificulta la entrada de nuevos lectores y limita la circulación de historias, especialmente en géneros como la novela romántica, históricamente vinculada al mass market paperback.
El artículo concluye reclamando que las editoriales recuperen un formato físico realmente asequible. No se trata sólo de nostalgia por un tipo de libro, sino de garantizar que la lectura siga siendo un derecho cultural y no un lujo. Según la autora, si la industria no revierte esta tendencia, la brecha entre quienes pueden comprar libros y quienes no podrá ampliarse aún más, perjudicando tanto a los lectores como al ecosistema editorial.
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